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domingo, 30 de octubre de 2022

A 30 años del histórico show con Nirvana en Velez (30/10/1992) y el nacimiento del primer mito urbano del rock argentino de los 90's!

Tres décadas exactas han pasado, cuando la electricidad Beat-Core proveniente del sur del conurbano bonaerense (región ahora denominada como A.M.B.A.) eclipso por una noche al Grunge de Seattle. 

Siendo las 20:40 del viernes 30 de Octubre de 1992, en una fría jornada de 12º grados como hoy en la ciudad de la furia..., diez minutos mas tarde lo previsto (20.30), Los Brujos pisan el mega escenario del "Coca Cola Rock Festival" montado en el José Amalfitani  - mas conocido como El Fortín por la patria futbolera-, de pronto Ricky Rúa y Alejandro Alaci los dos cantantes, emergen de las entrañas de un gigante muñeco de 5 metros hecho con goma pluma: Psicodelio, la mascota del grupo,  para encender la noche en la cancha de Vélez. 


Con un contundente set de 10 canciones , 8 de ellas pertenecientes a Fin de Semana Salvaje (1991, su primer LP hasta ese entonces...) y 2 canciones adelanto: La Bomba Musical y No Mataras (cover de Gong), que ese año iban a formar parte de un maxi-single (Perro), con salida prevista para diciembre, el cual también incluiría las canciones Venganza, y el hasta hoy inédito Impenetrable, con versiones en vivo y algunos remixes a cargo de Melero. Tiempo después se dio marcha atrás al proyecto y el material no fue editado.

La impresión dejada por Los Brujos aquella noche fue muy satisfactoria, cosechando elogios de todos desde el publico hasta los medios rockeros presentes, incluso, de sus detractores.

El set-brujo fue el siguiente: Mi papi no te quiere / La Bomba / Canción del Cronopio / Embolarium / La tía Marcia /  Fin de Semana Salvaje / India / No te dejes caer / No Mataras / Kanishka. (Duración: 30 minutos).


EL COMIENZO DEL PRIMER MITO URBANO ARGENTO DE LOS 90's 

Durante la rueda de prensa realizada por Nirvana, en su llegada al pais previo al show de Vélez, precisamente en los viejos estudios de FM Rock & Pop (en su antigua dial 106.3), Dave Grhol (bateria) y Krhist Novoselic (bajo) asistieron a un reportaje con el Russo Berea, y allí, conocieron a sus teloneros locales: Los Brujos, atreves del hit Kanishka , el cual fue del agrado de los flamantes visitantes. El conductor gentilmente les obsequio su copia del disco, viendo el entusiasmo de estos, quienes salieron tarareando el estribillo del tema por los pasillos de la emisora.


La cosa no quedo ahi..., en 1993 con la salida de In-Utero, tercer y ultimo disco de estudio de Nirvana con Cobain en vida, mientras Los Brujos se preparaban para lanzar su segundo San Cipriano, ese mismo año, se encendió por primera vez la mecha: "Very Ape" una de las canciones incluidas en el álbum, tenia una sonoridad muy casi idéntica a Kanishka..., rápidamente el eco del rumor cobro fuerza en los medios rockeros, quienes plantearon un posible plagio del trio de Seattle. 




Con el correr de los años el mito urbano se mantuvo vigente hasta llegar a nuestros días, manteniéndose vivo el recuerdo de aquella jornada como la vez que Kurt Cobain, auto-boicoteo el show enojado con el publico argentino por el maltrató a Calamity Jane.


A continuación algunos fragmentos del libro La Bomba Musical de Nicolás Igarzabal (2022), con algunos testimonios de sus protagonistas, y datos recopilados por el autor:



Las bandas estadounidenses (que aterrizaron en Ezeiza el día anterior con 35 toneladas de equipos) llegaron al estadio en camionetas de alta gama y los del sur bonaerense... en colectivo. Recuerda Ricky Rúa: “Yo me tomé el bondi en la esquina de la casa de mi novia (Vero Ivaldi) para ir a la prueba de sonido. Nos encontramos con los chicos y fuimos en tren, y los seis Brujos entramos a Vélez con los instrumentos en la mano. Probamos sonido y la cancha era un sarpe. Estábamos nerviosos, pero a la vez queríamos comernos el mundo vivo”.

“Para el recital en Vélez todo se plantea de la misma forma que con Iggy Pop”, adelantaban Los Brujos en Rock en Blanco y Negro; es decir, decidiendo la lista de temas diez minutos antes de salir a ese escenario monstruoso de veinte metros de largo. Ya no hablaban de “beat-core” sino de “hardcore alegre”. Y estaban cansados de los paralelismos con los Red Hot Chili Peppers: “¿Por qué en la Argentina no puede existir un grupo original? ¿Por qué siempre hay que hacer un homenaje a bandas que pegan afuera?”, se preguntaban, molestos. “La comparación es superficial: ¿Porque no usamos camperas de cuero ni le rendimos culto a los Stones somos unos copiones de plástico? Habría que escuchar muy bien a los dos grupos antes de comparar”.

Sigue Rúa: “Toda la gente que estaba adelante era gente que nos venía a ver siempre, me acuerdo de ver todas esas caras juntas. El público respondió un montón: nos sentimos locales”.

La crónica del día siguiente publicada en Clarín lo corroboraba: “Después de los conciertos con Iggy Pop, el grupo parece moverse con comodidad como teloneros de números internacionales. Con su fusión de estilos (funk, rap, reggae, hardcore) y un notable despliegue escénico, Los Brujos comenzaron de día y terminaron de noche, envueltos en aplausos de los que llegaron temprano al estadio”. La Pelo también se deshizo en elogios: “Los hechiceros del beat desenfrenado lograron un efecto poco frecuente para grupos soporte: gustaron y ganaron aplausos que nada tenían que ver con la impaciencia”.

Las Calamity Jane no tuvieron la misma suerte que Los Brujos. Las chicas tocaron algunos temas y enseguida fueron abucheadas por el público argentino, que les arrojó una gran variedad de objetos, y tuvieron que abandonar el escenario, bajo la mirada impávida de Cobain desde el backstage. “Nunca entendí por qué las agredieron tanto. ¡Llegaron a tirarle pilas Eveready grandes, de linterna! Para mí era muy buena la banda, acorde al evento, por eso creo que todo fue una cuestión de género”, advirtió Lee Chi en el Sí!. “Me acuerdo que por ahí también estaba Courtney Love con un vestido blanco, todo roto, ¡y las cagó a pedos! Yo estaba con PK, un periodista de la revista Rock en Blanco y Negro, y le fuimos a hablar a una de ellas, para alentarla. Siguieron un toque más, pero era imposible”.

PK (José Bellas), testigo privilegiado del show, completa el cuadro de Lee Chi: “En un momento la cantante (Gilly Ann Hanner) tira los instrumentos y se viene a llorar a un costado del escenario, donde estábamos nosotros, y Lee Chi me dice: ‘Vamos a convencerla, hablale, haceme de traductor, decile que está bueno lo que están haciendo’. Al rato viene otra mujer que hablaba en un inglés mucho mejor que el mío, se da vuelta ¡y era Courtney Love! ‘¿Vos sos Courtney Love?’. ‘Sí’. Le dije que me encantaba Hole y le hablé de la banda. ‘Thank you’, me respondió, y se fue. Yo estaba extasiado con el show de Nirvana: cuando salieron a tocar esa desidia, que fue un anti-recital total, pensaba ‘qué genios que son estos tipos, ¡son como los Sex Pistols!”.

Dice Fabio Pastrello: “Recuerdo a Courtney Love andando con un vestido blanco todo agujereado y descalza por los corredores de Vélez, totalmente dada vuelta. Me crucé con Kurt y el bajista en el ascensor del hotel y me impresionó ver cómo tenían los ojos, estaban hasta la manija. Hicieron un show pésimo, con excepción del batero. Kurt estaba enojado porque la gente había sido muy hostil con la banda que ellos trajeron de soporte, las Calamity Jane, y lo hizo notar. Nos invitaron al camarín y fueron Lee Chi, Alaci y no sé quién más. Contaron que se estaban tirando la comida entre ellos. A mí nunca me gustó Nirvana y menos cuando llegué ese día y vi que les habían hecho un túnel a pedido de ellos para estar apartados de todos. Me pareció que al final eran tan estrellas como Axl Rose”.


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